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Los países de la OMS aprueban por unanimidad un histórico tratado de pandemias: estas son las claves del acuerdo que “protegerá mejor al mundo”

El pacto busca garantizar una respuesta global más equitativa y coordinada ante futuras crisis sanitarias. Incluye mecanismos innovadores como el reparto de beneficios en investigación y desarrollo financiada con dinero público, aunque carece de medidas obligatorias

Los países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han aprobado este martes en Ginebra un “histórico” acuerdo de pandemias, tras tres años de negociaciones marcadas por tensiones geopolíticas y discusiones en torno a las desigualdades en el acceso a vacunas, tratamientos y diagnósticos de enfermedades. El borrador del tratado ya había recibido luz verde a mediados de abril, lo que ha allanado el camino para su adopción definitiva en la Asamblea Mundial de la Salud, que se celebra esta semana.

“El acuerdo es una victoria para la salud pública, la ciencia y la acción multilateral. Garantizará que, colectivamente, podamos proteger mejor al mundo de futuras amenazas pandémicas”, ha señalado Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, tras la aprobación. “También es un reconocimiento por parte de la comunidad internacional de que nuestros ciudadanos, sociedades y economías no deben quedar expuestos a sufrir de nuevo pérdidas como las ocurridas durante la covid-19”.

“Es un acuerdo histórico desde el punto de vista de la salud, pero también desde la parte política, porque ha sido un tratado muy complejo, ya que ha habido muchas dificultades para alcanzarlo, pero al final se ha llegado a un texto de consenso”, ha valorado Mónica García, ministra de Sanidad de España, en conversación con este periódico minutos después de la votación.

Estas son las principales claves de un acuerdo que, aunque es menos ambicioso de lo esperado, mantiene su objetivo principal: prevenir futuras pandemias y garantizar que, en el caso de que se produzcan, el mundo dará una respuesta “equitativa” y “coordinada” a nivel global.

¿Cuál es el objetivo?

El tratado reconoce que durante la pandemia de covid-19 millones de personas murieron sin acceso a vacunas, tratamientos o diagnósticos para combatir la enfermedad causada por el coronavirus. Por ello, el acuerdo que acaban de aprobar los países miembros de la OMS tiene como objetivo principal “prevenir, prepararse y responder mejor” ante futuras pandemias, evitando los errores cometidos durante la covid-19. El compromiso de los Estados es asegurar una respuesta más equitativa y coordinada a nivel mundial, con especial atención a los países con menos recursos para que los productos sanitarios lleguen a quienes más los necesitan, independientemente de su poder adquisitivo.

“Este acuerdo mundial garantizará que los países trabajen juntos mejor, más rápido y de forma más equitativa para prevenir y responder a la próxima amenaza pandémica”, afirmó el lunes por la noche Tedros Adhanom Ghebreyesus, después del que el Comité A de la Asamblea Mundial de la Salud aprobara la resolución que instaba a la adopción del pacto y que era el paso previo para la votación definitiva del tratado este martes.

Para García, el tratado es un “éxito diplomático, político y de la salud global” porque “la pone en el centro del multilateralismo y materializa el aprendizaje de las cosas que se hicieron mal durante la pandemia o que no estaban bien preparadas para poder afrontar emergencias futuras de estas características”.

¿Cuáles son los mecanismos más novedosos?

Uno de los pilares más novedosos del tratado es la creación de un sistema multilateral de acceso a patógenos y reparto de beneficios (PABS, por sus siglas en inglés). Este sistema prevé que los países que detecten virus con potencial pandémico deberán compartir las muestras y su secuencia genética, y a cambio recibirán al menos un 10% de los productos resultantes en forma de donación, y otro 10% a precios asequibles. Los detalles operativos, sin embargo, se decidirán en un anexo aún por negociar.

Otra de las principales herramientas es la creación de la Red Global de Logística y Suministros (GSCL Network, por sus siglas en inglés), que busca evitar que en la próxima gran emergencia sanitaria se repita el colapso en la distribución de productos clave que se vivió durante la pandemia de covid-19. Muchos países africanos tuvieron que esperar semanas —o incluso meses— para recibir mascarillas, respiradores o pruebas PCR, mientras que en otras regiones sobraba el material e incluso caducaban las vacunas. La nueva red busca coordinar de antemano a gobiernos, agencias internacionales, empresas logísticas y fabricantes, para que en caso de crisis se activen rutas de distribución ya definidas y se prioricen las necesidades sanitarias por encima de los intereses comerciales o geopolíticos.

Además, “por primera vez en un tratado internacional”, se pide a los países que pongan condiciones al dinero público invertido en investigación, como garantizar precios asequibles, compartir tecnología y facilitar licencias, tal y como se recoge en el artículo 9, según señala Michelle Childs, directora de Promoción Política de la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi, por sus siglas en inglés), en una entrevista por videollamada con este diario. “Los gobiernos deben actuar como inversores responsables”, ha señalado la experta, que considera “este artículo como una herramienta concreta para asegurar el acceso equitativo a tratamientos, vacunas o diagnósticos desarrollados con dinero público”.

¿Cuál es la principal debilidad?

El tratado carece de mecanismos obligatorios y medidas suficientemente fuertes para garantizar el acceso equitativo a vacunas, tratamientos o pruebas de diagnóstico. Aunque propone principios ambiciosos y herramientas innovadoras, la mayoría de sus disposiciones dependen de la voluntad de los Estados para implementarlas. Por ejemplo, la transferencia de tecnología es solo voluntaria, pese a las demandas del Sur Global de incluir medidas más contundentes, como licencias obligatorias. Tampoco hay sanciones ni mecanismos vinculantes de cumplimiento, sino revisiones periódicas entre países. Además, el sistema PABS, clave para compartir los beneficios de la investigación tecnológica, aún no está definido en detalle y dependerá de una futura negociación de su anexo, previsiblemente en 2026.

Pese a ello, ¿el tratado supone una mejora para la salud global?

Sí, aunque no sea perfecto. Para muchos expertos, el acuerdo representa un paso histórico hacia una gobernanza sanitaria global más justa, y sienta las bases para corregir errores estructurales que agravaron la pandemia de la covid-19.

FUente: elpais

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