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Racing Club se coronó campeón de la Copa Conmebol Sudamericana

Con goles de Martirena, Maravilla y Roger, la Academia le ganó 3-1 a Cruzeiro. Fiesta desde Asunción hasta Avellaneda. Costas, héroe.

Las lágrimas de Gustavo Costas brotan. Se derraman sobre el manto celeste y blanco. Y reflejan lo que es Racing. Lo que significa. Lo que representa ese club de fútbol que cala tan profundo en el sentimiento. Que hace galopar con fuerza los corazones de los hinchas que revientan las tribunas de La Nueva Olla.

De los más de 55.000 que viajaron y desbordaron Asunción para ser testigos presenciales de una procesión que conmovió a propios y ajenos. De los miles que fueron a ver la final al Cilindro. De los que lo observaron desde sus casas, esparcidos por todos los rincones del mundo.

La Academia, ese club que es en realidad una religión, acaso la muestra más cabal de cómo se vive el fútbol en la Argentina, logró romper al fin con su sequía de títulos internacionales. Hizo estallar las cuerdas vocales con un grito que estuvo contenido por 36 años. Como en 2001, cuando un grupo de héroes conducidos por Mostaza Merlo quebró una racha adversa de 35 años sin títulos a nivel local, estos jugadores también inscribieron su nombre en tinta dorada sobre el firmamento académico.

El desenlace, esta vez, ya había sido redactado antes del partido. El destino no podía darle la espalda a una historia de amor tan perfecta. Porque eso fue esta Copa Sudamericana para Racing. Una cuestión de fe que movió montañas. Que convocó multitudes en una peregrinación impactante. Una movilización popular impresionante que contagió a un equipo que salió a la cancha a jugar con un nivel de determinación apabullante. Un conjunto que se contagió del fervor.

Que salió a arrollar al Cruzeiro y se lo llevó puesto en el primer tiempo, borrando de la cancha cualquier vestigio de ese equipo que había logrado eliminar a Boca y Lanús. Los gritos de Martirena, Maravilla Martínez y Roger quedarán grabados a fuego en la memoria. Después, en el complemento, hubo que sufrir tras el descuento de Kaio Jorge. Porque si de algo se compone la historia de la Academia es de sufrimiento. Así es la vida de Racing, un club cuya llama siempre se mantuvo viva por el combustible de la resiliencia. Una institución que es una familia, una cuestión de herencia, de sangre.

Fuente: diarionorte.com

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